miércoles, 30 de mayo de 2012

Rejuvenecimiento facial con inyección de grasa autóloga (Lipofiling)



La cara es la zona de nuestro cuerpo más expuesta a las miradas, así como a los cambios ligados al envejecimiento. Los pacientes de cirugía estética generalmente buscan mostrar una imagen joven y atrayente. 













El envejecimiento de la piel es un proceso fisiológico definido por los diferentes cambios del revestimiento cutáneo (piel), que aparecen con el paso del tiempo. Se identifican tres tipos de envejecimiento:


1-    Envejecimiento Intrínseco o asociado a la edad.
2-    Envejecimiento Hormonal o asociado a la Menopausia.
3-    Envejecimiento extrínseco o asociado a factores medio ambientales (exposición al sol, tabaquismo, entre otros)

En el envejecimiento facial existen modificaciones importantes de volumen. La perdida de volumen toca todas las capas de tejidos; piel, grasa, musculo, hueso.

El proceso de envejecimiento se refleja en la cara con alteraciones en el grosor de la piel; esta es cada vez más fina y menos elástica y aparecen arrugas de expresión en diferentes zonas de la cara (frente, entrecejo, patas de gallina). La grasa facial se redistribuye, se acumula en algunas partes de la cara formando bolsas (parpados, parte baja de la mejilla), disminuye en otras formando surcos (surco naso geniano) y depresiones (disminución del volumen de la grasa de los pómulos, la región temporal y al rededor de los ojos).

Hasta el momento la ciencia no es capaz de frenar estos cambios que ocurren en todos los seres humanos con el paso de los años, pero los avances en Cirugía Plástica permiten tratar estas alteraciones cutáneas ligadas a la edad y devolver a la piel una apariencia más joven.


A lo largo de la historia se han utilizado muchos materiales de relleno con la misma finalidad, devolver una imagen pletórica y juvenil al cuerpo. Muchos de estos materiales venían asociados a posibles complicaciones y muchas veces obligaban a repetir el tratamiento periódicamente para mantener los resultados.
La grasa es un tejido ampliamente distribuido por el cuerpo y de fácil acceso. Usar grasa del propio paciente evita complicaciones inherentes al producto, pues es un tejido propio de la persona que vamos a cambiar de lugar. Se extrae la grasa de esa zona donde el paciente presenta un exceso relativo y se aplica en aquéllas donde existe un déficit.
Se trata de un tejido vivo, lo cual garantiza un resultado a largo plazo y variaciones en volumen acordes con las variaciones de peso del paciente.


Además, en el tejido graso no sólo existen células acumuladoras de grasa (adipocitos), también existen células sanguíneas y células multipotenciales (stem cells). Estas células tienen efectos beneficiosos sobre la piel, mejorando la luminosidad, la tersura, el color y el grosor, además se ha visto que tienen efectos beneficiosos en zonas donde existen cicatrices previas, todo ello gracias a los efectos que tienen en la dermis (capa profunda de la piel). Por ello, la grasa, además de ser un excelente material de relleno, se convierte en un material útil en técnicas de rejuvenecimiento.

El rejuvenecimiento facial a partir de la grasa propia es una intervención que rellena y redibuja los contornos faciales gracias al injerto de grasa corporal de una zona del cuerpo a otra, que se viene aplicando con éxito desde hace años y en diversas partes del cuerpo, para corregir defectos de contorno, cicatrices deprimidas, rellenos, etcétera. Esta intervención está indicada en paciente que debido al paso del tiempo notan acentuarse los signos de envejecimiento en la cara y que tienen exceso de tejido graso en otra zona del cuerpo.

El procedimiento dura una hora aproximadamente y requiere anestesia local y sedación. Es un procedimiento ambulatorio, por tanto no se necesita hospitalización.

Con el paciente de pie se marca la zona que se rellenará con la grasa obtenida mediante una liposucción tradicional que se practica en abdomen, caderas, rodillas, etcétera. La grasa extraída se centrifuga para eliminar el exceso plasmático y sanguíneo. Después se inyecta en la zona facial, a modo de pequeños túneles y en las zonas prominentes como pómulos, ángulo mandibular, mejillas, surcos naso genianos hasta conseguir el volumen y la remodelación adecuada.
Tan solo se necesitan incisiones de un punto tanto para la extracción de grasa como para el relleno. Las cicatrices son prácticamente invisibles en unos meses. Se coloca una faja en la zona donante de grasa y un vendaje elástico en la cara durante los primeros 3 días. Se prescriben antiinflamatorios, analgésicos y antibióticos durante los primeros días.


Por lo general, los resultados de la transferencia de grasa son inmediatamente notables después del procedimiento y pueden durar varios meses o años. La mayoría de las veces el paciente puede realizar actividades normales ese mismo día. Después del tratamiento puede notar hinchazón y hematomas tanto en la zona donadora como en la receptora.

La lipoinyección es natural duradera y segura. Una de las mayores ventajas es que la grasa que se transplanta pertenece a su propio cuerpo y por lo tanto no existe posibilidad de alguna reacción alérgica.
Otro de los beneficios de los rellenos faciales con grasa es que los resultados duran más que los rellenos faciales con productos estéticos inyectables como el Botox, colágeno, o Acido Hialuronico. La duración de las inyecciones de grasa varía mucho según el paciente, con el tiempo a veces son necesarios algunos retoques pues la grasa es absorbida.
Esta técnica resulta adecuada en el tratamiento de los procesos de envejecimiento facial, donde se produce una atrofia de los tejidos con el paso del tiempo. Además de restituir el volumen de los compartimentos de la cara, el efecto de las stem cells consigue una mejora generalizada de la piel.
Es importante una buena exploración por parte de un especialista, quien indicará si este procedimiento puede ir solo o acompañado de otras técnicas quirúrgicas, todo según el grado de envejecimiento y los deseos del paciente.


Dra. Birmania  Ramos Vasquez